Columna Junio – Mónica Cano

No tenía mucho que entré a trabajar a Una Nueva Esperanza cuando una de las madres tocó mi puerta para pasar a consulta, se trataba de la señora María. Venía sola, su hijo Oscar se encontraba internado en el hospital y hacía sólo unos días les acababan de decir que no había más que hacer por él y que ya se podían ir a casa. A pesar de lo anterior, la señora María se veía un poco cansada, pero bien y tranquila.

Comentó que a Oscar no se le había explicado de su pronóstico y que ya había hecho la pregunta acerca de qué iba a ocurrir. Ella no le mintió y si bien no le dijo tal cual, le dijo que ya se iban a ir a casa y que papá Diosito lo estaría esperando eventualmente. El niño muy tranquilo respondió que ya se lo imaginaba, que estaba bien y que ya quería ir a casa. La señora María no pudo contener sus lágrimas, mencionó que sí le daba mucha tristeza perder a su hijo, pero que al menos tenía la oportunidad de despedirse de él, que los hijos son prestados y que Dios tiene un plan misterioso para todos nosotros que hay que respetar. Mientras tanto, se quedaba tranquila de seguir con él, aunque fuera un tiempo y que se encargaría de disfrutarlo mucho.

Ese día me fui a mi casa sin poder dejar de pensar en esa familia, me di cuenta lo mucho que me había impactado la fortaleza de madre e hijo, donde la honestidad y la comunicación acompañadas de una fuerte espiritualidad, pueden cambiar por completo el panorama de una situación tan adversa.

La espiritualidad se entiende como la búsqueda de un sentido a la vida y suele acompañarse de creencias religiosas. En el caso de Oscar y su madre, su fe les permitió entender su enfermedad como uno de los planes de dios y que había una lección que acompañaba su voluntad. Como psicólogos no podemos nunca subestimar las creencias de nuestros pacientes, ya que sin importar lo que creamos, siempre hay que ponernos en el lugar de ellos y promover la búsqueda del sentido a su enfermedad y a su vida, intentar ver la situación de diferentes ángulos y sacar todas aquellas cosas positivas que surgieron de la situación. Hay familias resilientes como ésta, pero otras necesitan nuestro apoyo como psicólogos para cambiar de perspectiva y lograr ver la situación de otra manera. Hace unos meses Oscar salió limpio en sus estudios y ha retomado su tratamiento, dejándome claro que Dios trabaja de maneras misteriosas.

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