Mi Hijo se Enfermó por mi Culpa

Lic. Mónica Cano Ruiz
Psicóloga de Una Nueva Esperanza

Llegó por primera vez la señora Lucía con Fátima a consulta psicológica en Una Nueva Esperanza. Se le observaba temerosa, desconfiada y sobre todo muy triste. Como en cualquier primera sesión se hizo la entrevista inicial; siempre pregunto cómo fue que diagnosticaron al menor, desde los primeros síntomas. Lucía, con lágrimas en los ojos, me narró la historia completa y cuando terminó le pregunté si comprendía el origen de la enfermedad de su hija. Cuando me contestó que no del todo, le reformulé: “¿entiende que usted no le ocasionó la enfermedad a su hija?” En ese momento varias lágrimas cayeron por sus mejillas y me respondió, “yo creo que se enfermó por mi culpa”.

La historia anterior es la misma de muchas de las mamás que veo día a día al entrevistarlas cuando llegan por primera vez aquí. Si bien es esperado que cuando se brinda el diagnóstico la persona comprenda poco o nada de lo que se le dijo, es más triste aún que se culpen porque todo su entorno las hizo responsables de ello, situación que
muchas veces viene por el shock de la noticia. Si de por sí se sienten culpables porque consideran que no le brindaron al niño los cuidados suficientes, se exacerba todavía más cuando la pareja, la suegra, la tía o la vecina, les recalcan que “fue culpa de ellas”.

Desafortunadamente, el cáncer infantil es una enfermedad que no se puede prevenir a pesar de los avances tecnológicos. Para trabajar la culpa de los padres, primero hay que brindarles toda la información básica acerca de la enfermedad. Debe uno ser paciente y ponerse en el lugar de ellos, para no dejar de lado lo difícil que es procesar
la información que están recibiendo y aclarar todas sus dudas por completo. Así mismo, se trabaja con todas aquellas creencias que presentan y se buscar resignificar el acontecimiento tan traumático de la enfermedad.

Después de varias sesiones con los cuidadores, la gran mayoría de ellos logran aceptar la enfermedad de sus hijos y, sobre todo, estar en paz consigo mismos. El entorno de ellos no es algo que podamos controlar, por eso hay que proveerles esa seguridad que necesitan para enfrentar su entorno. Sin embargo, usted lector de esta columna, puede ayudar a los padres en esta situación a brindarles esa seguridad y apoyo que tanto necesitan.

En Una Nueva Esperanza, asociación para niños con cáncer velamos por el bienestar psicológico y emocional, súmate donando a esta noble causa.

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